Día 17 de vereda, tras volver a
cruzar la línea del ave la sierra conquense se va dejando poco a poco a tras,
la zona de pinares se va difuminando, tras cruzar el paso inferior por la N-III
la vereda de los serranos –delimitada perfectamente por mojones- va avanzado
rasgando los infinitos campos recién sembrados, un refugio incomparable de
biodiversidad entre tanto campo de labor. Sin ninguna duda la mancha ya está aquí, las encinas sobreviven dispersas por la
cañada, los bellotas están en su esplendor y son un bocado apetitoso. Tras
pasar el campo de golf “de aficionados” se hará noche se hará noche, el hato ya
se ha avanzado para preparar el campamento y la lumbre, tan importante en
invierno. El campo de golf esta en medio de la vereda, en principio no molesta,
mientras no hagan instalaciones que sean un obstáculo para los animales. Un
aficionado que esta practicado su swing -no se imagina que será interrumpido
por 500 vacas-. Según el descansadero –y en las condiciones que este- y como se
encuentre el ganado, se tendrá que hacer velas para guardar el ganado y no se
vaya adelantando camino.
Tras el recuento de cada mañana
se avanzara salvando la A-3 –un puente perfectamente acondicionado con
pavimento de tierra y barandillas forradas de madera-, para que la indiferencia
entre vacas y vehículos sea mutua. Con la autovía de fondo con su trafico
continuo, se parara almorzar con el sosiego de la vacada parada, una hoguera se
agradece con el día fresco que ha amanecido. Un señor de Viveros se acerca con
su moto –siempre hay paisanos, que vienen a saludar- hoy es su cumpleaños, 85
cumple-, se toma un café mientras nos cuenta como hace 63 años (cuando tenía
22) se unió desde su pueblo hasta Jaén con la vereda de la ganadería de Román
Sorando, -antes era un deambular de ganaderías bravas serranas hacia las
andalucias- ahora desde hace varias décadas ya no queda la de Alicia Chico –de
bravo y de mando-. Nos cuenta lo que le pagaron y como se organizaban en hacer las
velas, siempre el mayoral haciendo el último relevo. Ha corrido como la pólvora
la noticia y los paisanos se acercan a ver como pasan por su pueblo. El camino
continua franqueado con un gran desnivel entre canteras y escombreras, un
despiste o vaca excursionista sería fatal, el tránsito de camiones es continuo.
Al cambiar el acceso del pueblo con una nueva carretera ahora hay que salvarlo
por un puente. Hay que frenar la vacada para que se junte. Tras la pequeña
espera Gerardo llama a los cabestros, el primero Pasajero el resto va
sobresaliendo del pelotón, poco a poco se va avanzando y toda la vacada en
perfecta fila va atravesando el puente, un ejemplo más el manejo del ganado
bravo. Por la ribera del río Júcar continua el camino, sobresale entre los
árboles la torre del pueblo que poco a poco se va dejando atrás. Viviendas a un
lado y otro, patios con alambradas, sembrados alambradas, reduciéndose en algún
punto sus 90 mts a escasos 15 mts. Se corre el peligro que se separe el ganado
o se hagan daño con las alambradas. En la llegada del puente de san Benito y
tras calmar la sed, es vadeado por tercera y última vez el río Júcar.
El
campamento para pasar la noche se monta a la ribera del Júcar, a escasos metros
de una casa rural que presume de su situación privilegiada delante de la vereda
los serranos http://www.casasruraleselpinar.com/actividades.htm al día
siguiente -Jornada 19- tras un repecho y salvar el trasvase tajo-segura,
continua el camino entre extensos campos de vid – será justo el ecuador del
trayecto – ya muy cerca con el límite con Albacete será donde se haga noche.
Poco a poco pero haciendo camino van avanzando
por la vereda de los serranos entre extensos campos de vid Gerardo, Máximo, Juanma,
Vicente y Luis destino a Vilches.
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